Mi Saludo de Navidad para todo los visitantes de este blog, deseandoles que Dios llene sus corazónes conla esperanza bienaventurada de Cristo Jesús. Un abrazo fraternal desde la Rep. Dominicana!
Les dejo este precioso articulo para reflexionar en estos preciosos dias para nosotros que amamos Su Venida!
Disfrutenlo en compañia de sus seres amados:
“Todo esto aconteció para que se cumpliera lo que dijo el
Señor por medio del profeta: «Una virgen concebirá y dará a luz un hijo y le
pondrás por nombre Emanuel» (que significa: «Dios con nosotros»)”, Mateo 1:22,
23.
La venida del Mesías era algo que traía gran esperanza a
Israel. Por siglos, el silencio de Dios había creado en personas como Simeón
anticipación por la “consolación de Israel” (Lucas 2:25). Y cómo no, si era
para el pueblo de Dios una promesa de liberación de la opresión romana y
significaba el fin de la explotación y de la esclavitud. Era la venida del
Mesías esperado, del Salvador, y el establecimiento del justo reino de Dios que
vendría a poner otra vez todas las cosas en orden.
Este sentido de anticipación es también familiar para
nuestro mundo de hoy. En “Las Crónicas de Narnia”, esta conocida obra
literarias que es a su vez una alegoría de la vida cristiana, C.S. Lewis
describe la condición espiritual del mundo actual como “de un continuo
invierno, pero sin que nunca llegue la Navidad”. El poeta y escritor
norteamericano W. Percy describe a nuestra sociedad como en un estado de
“continua espera de noticias”.
Un anhelo constante
Todos entendemos esa continua búsqueda de sentirnos acogidos
por el calor de un hogar que nos espera. Es el sentimiento familiar de la
Navidad, de anticipación y del encuentro con el ser querido, del regalo, de la
llegada a ese lugar familiar de la infancia o en nuestros recuerdos.
Nos identificamos con esto porque así Dios nos creó. Dice su
Palabra que Él ha puesto “eternidad en el corazón del hombre” (Ecl. 3:11).
Lewis describe este anhelo innato en nosotros diciendo que “si cada experiencia
de la vida nos deja insatisfechos, debe ser porque fuimos creados para otro
lugar”; para algo más; para otra dimensión. Cada experiencia de pérdida y
desilusión evoca en nosotros un anhelo de que algún día, en algún lugar, las
cosas van a ser diferentes.
Sin embargo, para otros ese mismo sentir de anticipación
¡parece crear el resultado opuesto! El saber que algo o alguien vendrá en no
mucho tiempo hace que la espera sea casi un verdadero infierno. Los minutos
parecen años, y parece no llegar aquello que ansiamos tenga resolución.
Entonces, ¿qué es lo que en verdad hace que la reacción de
unos sea de anticipación gozosa y la de otros una especie de resignación
fatalista? Ambos grupos de personas reconocen su condición, ambos tienen una
convicción de que la solución vendrá. Sin embargo, solo unos la valoran y
entienden las implicaciones presentes de esa realidad futura. Nuestra postura
hace toda la diferencia.
Lo que significa Noche Buena
Para nosotros hoy, la Noche Buena debe crear un sentido de
anticipación de lo que Dios está haciendo en nuestro mundo; de que reconocemos
que las cosas no son como deberían ser, y de que sabemos que Él es el único que
en verdad puede traer un sentido de orden divino al caos que vemos todos los
días. Su llegada significa que Dios estará interviniendo y trayendo
restauración, el “Shalom” y paz a la tierra que un día completará.
Es por esto que nosotros estamos llamados a vivir en la
anticipación de la segunda venida del Mesías, al mismo tiempo que nuestra vida
hoy es un reflejo de las implicaciones presentes de Su primera venida. Hay un
reconocimiento de que la salvación no solo es un acto futuro de liberación de
las circunstancias presentes, pero una libertad en el presente de todo lo que
ate nuestro corazón.
Aquí yace la libertad para reconocer nuestra condición y
necesidad de Dios; reconocer que nunca pudiéramos ser salvos por nosotros
mismos sin una obra de gracia de Dios en nuestro favor. Es la libertad para
soltar aquellas cosas que creíamos eran claves para nuestro propósito,
seguridad y felicidad, por algo, o más bien, por Alguien mejor.
Es precisamente este reconocimiento de esta libertad
presente que crea en nosotros hoy un sentido de gozo y paz que sobrepasa todo
entendimiento. Es el gozo de saberse rescatado, perdonado, amado y aceptado.
Estas buenas noticias tienen que capturar nuestro corazón
primero de tal manera que sean la perla de gran precio y el tesoro más valioso.
Que podamos encontrar en ellas un gozo que trasciende toda circunstancia y
realidad humana en el presente.
Esta navidad, recordemos que nosotros tenemos las “buenas
noticias” que nuestra sociedad contemporánea anticipa hoy en día.
Piensa en esto y encuentra tu descanso en Él.