viernes, enero 22, 2010

Catástrofes y Calamidades


El Dr. Miguel Núñez es médico de profesión y pastor de vocación. Durante 15 años cursó especialidades y ejerció la medicina y la enseñanza de la misma en los Estados Unidos. Dirige el cuerpo de pastores de la Iglesia Bautista Internacional en Santo Domingo, República Dominicana, desde enero de 1998. Es fundador y presidente de Ministerios Integridad & Sabiduría®, una organización sin fines de lucro que tiene la visión de contribuir a cambiar la sociedad de nuestros días sembrando la Palabra de Dios por medio de recursos audiovisuales y literarios.

También el Dr. Núñez dirige y participa en la condución del programa televisivo semanal Respuestas, Verdades absolutas para un mundo relativo®, que presenta una cosmovisión cristiana de temas actuales y controversiales y brinda respuestas a interrogantes relevantes para nuestra sociedad. Este programa cuenta con un espacio "prime time" en la televisión dominicana y además se ha empezado a difundir en toda Latinoamérica y Estados Unidos vía satélite y a través de diferentes cadenas de televisión internacionales. Algunos canales locales de diferentes países de Latinoamérica también han incluído el programa Respuestas en su programación.

Este es el programa "Respuestas" emitido en la TV dominicana con el tema de la Catastrofe de Haití del dia martes 12 de enero de 2010.

Cuando ocurren los desastres naturales y las catástrofes en general, el mundo tiende a reaccionar de manera diferente; muchas preguntas asaltan las mentes de las personas que observan el dolor y experimentan el sufrimiento humano. Unos cuestionan a Dios; otros lo niegan, y muy pocos confían en Él en medio del caos.

En esos momentos no solo abundan las preguntas, sino que abundan también las respuestas que muchos se apresuran a ofrecer. Es por esto que ante la situación que en la actualidad vive nuestro hermano país de Haití, hemos querido poner a disposición de nuestros seguidores un video que aborda las preguntas acerca del lugar y la responsabilidad de Dios y el hombre, en medio del dolor y el sufrimiento.

Esperamos que esta información contribuya a instruir bíblicamente a aquellos que desean entender mejor las interrogantes que continúan dejándonos perplejos día tras día.

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martes, enero 19, 2010

Reflexión Sobre el Pedido de Jesús de Arrepentirnos

Reflexión Sobre el Pedido de Jesús de Arrepentirnos

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By John Piper April 19, 2006


Como parte de mi sabático en Cambridge, Inglaterra, estoy trabajando en un libro con el título tentativo de Lo que Jesús pide al Mundo. El pedido de arrepentirnos es lo más esencial del mensaje de Jesús. Es igualmente esencial, y casi sinónimo del mandato “Os es necesario nacer de nuevo” (Juan 3:7). Algo que me ocupa en este momento es demostrar que el arrepentimiento en el mensaje de Jesús no se trata de un cambio en el comportamiento, sino de un cambio interno que da lugar a un nuevo comportamiento centrado en Dios y exaltador de Cristo. A continuación algunas ideas que ayudarán a aclarar el significado del arrepentimiento.

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mateo 4:17)

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento. (Lucas 5:32)

Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar. (Mateo 12:41)

Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente. (Lucas 13:3, 5)

El primer pedido del ministerio público de Jesús fue, “Arrepentíos.” El dio este mandato indiscriminadamente a todos quienes le escucharan. Es un llamado a un cambio interior radical hacia Dios y el hombre. Dos cosas nos muestran que el arrepentimiento es un cambio interno de la mente y del corazón, más que el simple dolor por el pecado o el simple perfeccionamiento del comportamiento. Antes que nada, el significado de la palabra griega (metanoeo), en español “arrepentíos”, apunta en esta dirección. Está formada de dos partes: meta y noeo. La segunda parte (noeo) se refiere a la mente y sus pensamientos, percepciones, disposiciones y propósitos. La primera parte (meta) es un prefijo que generalmente significa movimiento o cambio.1 Así, el significado básico del arrepentimiento es el experimentar un cambio de las percepciones, disposiciones y propósitos de la mente.

Otro factor que apunta a este significado de arrepentimiento es la forma en que Lucas 3:8 describe la relación entre el arrepentimiento y el nuevo comportamiento. Dice así, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento.” Y luego da algunos ejemplos de los frutos: “Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo.” (Lucas 3:11). Esto significa que el arrepentimiento es lo que sucede dentro de nosotros que da fruto a un nuevo comportamiento. El arrepentimiento no son los nuevos actos, sino el cambio interno que da como fruto actos nuevos. Jesús pide que vivamos este cambio interno.

Porqué? Su respuesta es que somos pecadores. “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.” (Lucas 5:32). Cómo veía Jesús el pecado? En la parábola del hijo pródigo, Jesús describe el pecado del hijo así: “y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente… [y] consumiendo [sus bienes] con prostitutas” (Lucas 15:13, 30). Pero cuando el hijo pródigo se arrepiente dice, “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. No soy digno de ser llamado tu hijo.” Es decir que desperdiciar tu vida viviéndola perdidamente y con prostitutas no solo lastima a los humanos; también es una ofensa contra el cielo—es decir, contra Dios. Esta es la naturaleza esencial del pecado. Es una agresión a Dios.

Vemos esto de nuevo en la forma en que Jesús enseñó a sus discípulos a orar. Les dijo que recen así: “Perdona nuestras ofensas, así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden” (Lucas 11:4). En otras palabras, los pecados que Dios perdona se comparan con los que otras personas cometen contra nosotros, y éstos se llaman deudas. Así, Jesús veía el pecado como algo que deshonra a Dios y nos pone en deuda para restaurar el honor divino que hemos difamado con nuestro comportamiento o actitudes, desvalorando a Dios. Esta deuda es pagada por el mismo Jesús. “El hijo del hombre vino. . . para dar su vida en rescate por muchos.” (Marcos 10:45). Pero para que podamos disfrutar de este regalo debemos arrepentirnos.

Arrepentirse significa experimentar un cambio de mente que nos haga ver a Dios como verdadero y hermoso, y digno de toda nuestra alabanza y obediencia. Este cambio de mente abarca igualmente a Jesús. Sabemos esto porque Jesús dijo, “Si Dios fuese vuestro Padre, me amaríais, porque yo vengo de Dios.” Ver a Dios con una nueva mentalidad incluye ver a Jesús con una nueva mentalidad.

Nadie está excluido del pedido que Jesús hace de arrepentirse. El lo dijo bien claro cuando un grupo de gente vino a él con la noticia de dos calamidades. Gente inocente había muerto en la masacre de Pilatos y en la caída de la torre de Siloé (Lucas 13:1-4). Jesús aprovechó la ocasión para advertir a quienes traían la noticia: “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:5). En otras palabras, no pienses que las calamidades significan que algunas personas son pecadoras y necesitan arrepentirse y otras no. Todos necesitan arrepentimiento. Al igual que todos necesitan nacer de nuevo porque “Lo que es nacido de la carne, carne es.” (Juan 3:6), así, todos deben arrepentirse porque todos son pecadores.

Cuando Jesús dijo, “No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento” (Lucas 5:32), no quiso decir que algunas personas son tan buenas que no necesitan arrepentirse. Quiso decir que algunas personas piensan que lo son (Lucas 18:9), y otros ya se han arrepentido y han aclarado las cosas con Dios. Por ejemplo, el deseo del joven rico “por justificarse” (Lucas 10:29) mientras “el cobrador de impuestos. . . se golpea el pecho, diciendo, ‘Dios, ten piedad de mi, soy pecador!’ [y] se fue a su casa justificado [por Dios!]” (Lucas 18:13-14).

Así, nadie está excluido. Todos necesitamos arrepentirnos. Y la necesidad es urgente. Jesús dijo, “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.” Qué quiso decir con pereceréis? Quiso decir que el juicio final de Dios caerá sobre aquellos que no se arrepientan. “Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí más que Jonás en este lugar” (Mateo 12:41). Jesús, el Hijo de Dios, está advirtiendo a la gente sobre el juicio que vendrá, y ofrece liberarnos de él si nos arrepentimos. De lo contrario, Jesús tiene tres palabras para nosotros, “Ay de ti!” (Mateo 11:21).

Es por esto que su pedido de arrepentimiento es parte del mensaje central que dice que el Reino de Dios está cerca. “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:15). El Evangelio—la buena nueva—es que la ley de Dios ha llegado en Jesús para salvar a los pecadores antes de su segunda venida en el día del juicio. De manera que el pedido de arrepentirnos se basa en la oferta de la gracia para perdonar, y en la advertencia de que un día aquellos que rechazan la oferta perecerán en el juicio de Dios.

Después de resucitar de entre los muertos, Jesús se aseguró de que sus apóstoles continuaran con su llamado al arrepentimiento en todo el mundo. El dijo, “Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Lucas 24:46-47). De manera que el pedido de Jesús de arrepentirnos llega a todas las naciones. Llega a nosotros, quienquiera que seamos, y donde quiera que estemos, y nos reclama. Este es el pedido de Jesús para todas las almas: arrepentíos. Tengan un cambio interno profundo. Remplacen todas las percepciones, disposiciones y propósitos que deshonran a Dios, que subestiman a Cristo, por unas que atesoren a Dios y exalten a Cristo.


By John Piper. © Desiring God. Website: desiringGod.org

lunes, enero 18, 2010

SI NUESTRA SALVACIÓN ES ETERNAMENTE SEGURA, ¿POR QUÉ LA BIBLIA ADVIERTE TAN SEVERAMENTE CONTRA LA APOSTASÍA?


Parto con la premisa que los cristianos verdaderos, los hijos de Dios, están eternamente seguros en la salvación, guardados por el poder de Dios y sellados en Cristo para siempre.
Vea: Juan 6:37-40; 10:27-30; Romanos 8:1, 38-39; Efesios 1:13-14; 1 Pedro 1:5; Judas 24.

Pero la razón por la que la Biblia nos advierte tan severamente contra la apostasía es porque la verdadera conversión es medida por el fruto visible. Cuando Juan el Bautista estaba bautizando a la gente en el río Jordán, él les advirtió a aquellos que pensaban que eran justos, “Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento” (Mateo 3:7-8). Jesús advirtió a aquellos que lo estaban escuchando mientras predicaba el Sermón del Monte, que cada árbol es conocido por su fruto (Mateo 7:16), y que todo árbol que no produce buen fruto será cortado y echado en el fuego (Mateo 7:19).

El propósito detrás de estas advertencias es lo contrario a lo que alguna gente llamaría “fácil creencia.” En otras palabras, el seguir a Jesús es más que decir que eres un cristiano. Cualquiera puede afirmar que Cristo es su Salvador, pero aquellos que realmente son salvos, producirán fruto visible. Ahora, uno puede preguntar, “¿Qué quieren decir por fruto?” El más claro ejemplo del fruto cristiano se encuentra en Gálatas 5:22-23 donde Pablo describe el fruto del Espíritu (Santo): amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza. Hay otros tipos de fruto cristiano (tales como la oración, el clamor, etc.), pero esta lista nos provee con un buen resumen de actitudes cristianas. Los verdaderos creyentes manifestarán estas actitudes en sus vidas de manera creciente, mientras progresan en su caminar cristiano (2 Pedro 1:5-8).

Son estos verdaderos discípulos que dan fruto, quienes tienen la garantía de eterna seguridad, y quienes serán preservados hasta el fin. Hay muchas Escrituras que señalan esto. Romanos 8:29-30 traza la “Cadena Dorada” de salvación, al señalar que aquellos que fueron conocidos desde antes por Dios, fueron predestinados, llamados, justificados, y glorificados—no hay ningún eslabón suelto a lo largo del camino. Filipenses 1:6 nos dice que la obra que Dios comenzó en nosotros, Él también la terminará. Efesios 1:13-14 enseña que Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo como una garantía de nuestra herencia hasta que la poseamos. Juan 10:29 afirma que nadie puede arrebatar las ovejas de Dios de Su mano. Hay muchas otras Escrituras que dicen lo mismo—los verdaderos creyentes están asegurados eternamente en su salvación.

Los pasajes que advierten contra la apostasía sirven a dos propósitos principales:

Primero, ellos exhortan a los verdaderos creyentes a asegurarse de su “llamado y elección.” Pablo nos dice en 2 Corintios 13:5 que nos examinemos a nosotros mismos para ver si estamos en la fe. Si los verdaderos creyentes son seguidores de Jesucristo que producen fruto, entonces debemos ser capaces de ver la evidencia de la salvación. Los cristianos producen fruto en diferentes grados, en base a su nivel de obediencia y sus dones espirituales, pero todos los cristianos producen fruto; y debemos ver la evidencia de ello mediante un auto-examen.

Ahora, habrá períodos en la vida cristiana, cuando no haya fruto visible. Estos serían tiempos de pecado y desobediencia. Lo que sucede durante estos tiempos de prolongada desobediencia es que Dios nos quita la seguridad de nuestra salvación. Nótese que Él no nos quita la salvación, sino la seguridad de ella. Esto es por lo que David oraba en el Salmo 51 que le devolviera el “gozo de su salvación” (Salmo 51:12). Perdemos el gozo de nuestra salvación cuando vivimos en pecado. Eso es por lo que debemos examinarnos a nosotros mismos. Cuando un verdadero cristiano se examina a sí mismo y ve que no hay fruto reciente, esto debe conducirlo a un serio arrepentimiento y retorno a Dios.

La segunda razón principal para los pasajes sobre apostasía, es el señalar a los apostatas. Un apóstata, es alguien que abandona su fe religiosa. La Biblia enseña claramente, que los apostatas son gente que hace profesiones de fe en Jesucristo, pero nunca lo recibe genuinamente como Salvador. Mateo 13:1-9 (la Parábola del Sembrador) ilustra este punto perfectamente. En esa parábola, un sembrador siembra semilla sobre cuatro tipos de terreno: en tierra dura, pedregales, tierra ahogada por espinos y tierra recientemente trillada. Estas tierras representen cuatro tipos de respuestas al Evangelio. La primera es el rechazo puro, mientras que las otras tres representan varios niveles de aceptación. La tierra rocosa y la ahogada por espinos, representan a la gente que inicialmente responde favorablemente al Evangelio, pero cuando viene la persecución (tierra rocosa), o los afanes del mundo los abruman (tierra ahogada por espinos), esas personas se alejan. Jesús hace claro con estos dos tipos de respuestas, que aunque inicialmente lo aceptaron, nunca produjeron algún fruto. Nuevamente, Jesús dice en el Sermón del Monte, “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos...” (Mateo 7:21)

Puede parecer inusual que la Biblia advierta contra la apostasía, y al mismo tiempo diga que un verdadero creyente nunca apostatará. Sin embargo esto es lo que dice la Escritura. 1 Juan 2:19 específicamente establece que aquellos que apostatan demuestran que nunca fueron verdaderos creyentes. Por lo tanto, las advertencias bíblicas contra la apostasía, deben ser una advertencia para aquellos que están “en la fe” sin haberla recibido verdaderamente. Escrituras tales como Hebreos 6:4-6 y Hebreos 10:26-29 son advertencias para los “supuestos creyentes” a quienes Dios rechaza, y son rechazados, no por haber perdido la fe, sino por el hecho de que Dios nunca los conoció.

Hay mucha gente que gustosamente se identifica con Jesús. ¿Quién no desea bendiciones y la vida eterna? Sin embargo, Jesús nos advierte que calculemos el costo del discipulado (Lucas 9:23-26, 14:25-33). Los verdadero creyentes han calculado esos costos, mientras que los apostatas no.

Los apostatas son gente que, cuando dejan la fe, dan evidencia de que en primer lugar nunca fueron salvos, (1 Juan 2:19) aunque parecieron serlo, y hasta imitaron los frutos, pero solo era una "apariencia de piedad".

La apostasía no es la pérdida de la salvación, sino más bien una demostración de que realmente nunca se tuvo la salvación.


Gracias, tomado de: http://www.gotquestions.org/espanol/apostasia-salvacion.html

DIOS NOS GUÍE A TODA LA VERDAD

sábado, enero 16, 2010

UNA CAUSA DE LA INMADUREZ ESPIRITUAL: LA PEREZA


Karl Barth en cierta ocasión señaló que los tres pecados primarios y más básicos de la humanidad caída son el orgullo, la deshonestidad y la pereza. No estoy seguro que Barth estuviera en lo correcto al jerarquizarlos de esta manera, pero no cabe duda que son pecados severos sobre los que la Biblia tiene mucho que decir.

Si debido a nuestra naturaleza caída tenemos una inclinación pronunciada hacia la pereza, debemos estar en guardia para evitarla. No es para nada seguro el presuponer que el nuevo nacimiento nos librará inmediata y completamente de ser perezosos. No nos curamos más instantáneamente de la indolencia que lo que nos curamos del orgullo o la deshonestidad.

La vida cristiana demanda un arduo trabajo. Nuestra santificación es un proceso en el que somos colaboradores de Dios. Contamos con la promesa de la ayuda de Dios en nuestra labor, pero su ayuda divina no anula nuestra responsabilidad para asumir el trabajo. “Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2: 12-13).

Esta ocupación no es algo que nos redunde en méritos o nos gane nuestra justificación. Es la obra que sigue a la justificación, la consecuencia de la fe. Los cristianos perezosos permanecerán siempre inmaduros porque no se dedican a un estudio diligente de la Palabra de Dios.

Con frecuencia suelo sorprender a mis estudiantes en el seminario cuando les digo que los errores teológicos son pecados. Este cargo les resulta demasiado fuerte ya que presuponen que no puede existir ninguna culpabilidad moral si alguien comete un error. Yo argumento que la razón primaria por la que malinterpretamos la Biblia no es porque el Espíritu Santo ha fracasado en su labor, sino porque nosotros hemos fracasado en llevar a cabo nuestra labor. No alcanzamos a amar a Dios con toda nuestra mente y descuidamos nuestra responsabilidad de dedicarnos a un estudio riguroso de las cosas de Dios.

Tomado de Grandes doctrinas de la Biblia de R.C. Sproul.

jueves, enero 14, 2010

*The Cause And Cure Of Earthquakes - Terremotos: Su Causa y Solución


Noticia del Terremoto en Haiti AQUI

Este sermon se encuentra en Ingles
Para adquirir una copia en español de este sermon, escriba al A.A 95.300 Santafé de Bogota- Colombia o llame al tel: (57-1) 346-1419







The Sermons of John Wesley
1872 Edition
(Thomas Jackson, editor)

Charles Wesley



SERMON ONE HUNDRED TWENTY-NINE

The Cause And Cure Of Earthquakes

First published in the year 1750.

"O come hither, and behold the works of the Lord; what destruction he hath brought upon the earth!" Ps. 46:8.


Of all the judgments which the righteous God inflicts on sinners here, the most dreadful and destructive is an earthquake. This he has lately brought on our part of the earth, and thereby alarmed our fears, and bid us "prepare to meet our God!" The shocks which have been felt in divers places, since that which made this city tremble, may convince us that the danger is not over, and ought to keep us still in awe; seeing "his anger is not turned away, but his band is stretched out still." (Isa. 10:4.)

That I may fall in with the design of Providence at this awful crisis, I shall take occasion from the words of my text,

I. To show that earthquakes are the works of the Lord, and He only bringeth this destruction upon the earth:

II. Call you to behold the works of the Lord, in two or three terrible instances: And,

III. Give you some directions suitable to the occasion.

*click HERE to read the complete document



Un Sermon de Charles Wesley
SERMON CIENTO VEINTE Y NUEVE
Terremotos: Su Causa y Solución
Publicado por primera vez en 1750. (INGLES)

"Venid, ved las obras del SEÑOR, que ha puesto asolamiento en la tierra" (Salmo 46:8).

De todos los juicios que el Dios justo impone como castigo a los pecadores de aqui abajo, el mas terrible y destructor es el terremoto. Esto ha ocurrido ultimamente en nuestra parte de la tierra, y por eso puso en estado de alarma nuestros temores, e hizo que nos
¡"preparáramos para el encuentro con nuestro Dios"! Las sacudidas que se sintieron en diversos lugares, desde la que hizo temblar a esta ciudad, debe convencernos que el peligro no ha terminado, y que todavia debemos seguir atemorizados, al ver que "ni con todo esto ha cesado su furor, sino que todavia su mano está extendida" (Isaias 10:4).

Con el fin de poder encontrar el designio de la Providencia en esta terrible emergencia, me valdré de las palabras de mi escrito para demostrar:
I. Que los terremotos son obras del Señor, y que solamente El trae esta destrucción a la tierra.
II. Llamar la atención de ustedes para que contemplen las obras del Señor en dos o tres casos terribles, y
III. Dar algunas orientaciones a propósito para la circunstancia.

El contenido de esta publicación se encuentra en su totalidad en el idioma ingles. Para adquirir una copia en español de este sermon, escriba al A.A 95.300 Santafé de Bogota- Colombia o llame al tel: (57-1) 346-1419



APOSTASIA FINAL EN LA IGLESIA

APOSTASIA FINAL POR DAVID WILKERSON

"...hay una palabra y unos versos que dicen...yo levantaré vigias...si tú ves una tormenta que se avecina y tú no adviertes al pueblo, la sangre será sobre vosotros." "Yo no quiero sangre sobre mis manos, y hay algunos de ustedes que tienen que tomar la misma desición. Dios les está hablando a ustedes...y Dios quiere que ustedes tomen una posición firme..."

Estas son algunas palabras de estos 4 videos que David Wilkerson habla al pueblo de Dios sobre la apostasia final que hay en su iglesia. Es realmente lamentable lo que podemos ver en estos tiempos finales, pero esto es biblíco. Les recomiendo ver los 4 videos, será de mucha bendición. Gracias al Señor por estos profetas de Dios proclamando su palabra en estos tiempos. Que Dios te bendiga.

Parte 1


Parte2


Parte 3


Parte 4

martes, enero 12, 2010

Como salvar a tu familia de la ruina y la destrucción



Por David Wilkerson
30 de junio de 2003

“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.” (1 de Pedro 5:8). La Biblia nos dice claramente que en los últimos días, la iglesia de Jesucristo enfrenta la ira de un diablo rabioso. “… ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.” (Apocalipsis 12:12).

¿Hacia donde dirige el diablo su ira? Él esta apuntando a familias tanto salvas como inconversas, por todo el mundo. Él esta rugiendo como un león voraz y echándose sobre los hogares para destruirlos. Él esta decidido a destruir matrimonios, distanciar a los hijos, poniendo a familiares uno contra otro. Y su meta es sencilla: él quiere traer ruina y destrucción a cada hogar que pueda.

Jesús hizo referencia a esta obra demoníaca cuando describió a Satanás, diciendo: “Él ha sido homicida desde el principio…” (Juan 8:44). Efectivamente, vemos el plan destructivo del diablo contra la primera familia. Fue el diablo quien entró en Caín y lo convenció para que matase a su hermano, Abel.

Y este homicida aun esta obrando. Los últimos años revelan esto de manera horrenda. Hace cuatro años, el diablo tomo control de dos muchachos en Colorado y los lleva a una rugiente destrucción. Cuando los dos muchachos entraron en la escuela superior de Columbine en una matanza infernal, el mundo quedo atónito. Mataron a una muchacha de cerca mientras ella estaba arrodillada orando, una muchacha que ellos conocían y respetaban. ¿Quién sino Satanás mismo pudo haberlos llevado a hacer esto?

Pienso en la ruina que cayó sobre familias de las victimas y de los homicidas. Ha habido suicidios, malogros mentales, divorcios, hermanos traumatizados. La destrucción de ese incidente aun retumba más allá de lo creíble. Y los padres y amigos de todos los involucrados lloraran toda una vida.

Un año después, Kathleen Hagen, una pionera en la rama de urología educada en Harvard, entro a la habitación de sus ancianos padres mientras dormían en Chatham, Nueva Jersey, y los asfixio con la almohada. Su padre tenía 92 y su madre 86 años. Luego Hagen vivió en la casa por varios días, ignorando los cuerpos muertos en el aposento. Cuando fue arrestada, su apariencia era confusa y desaliñada. Pero no mostraba remordimientos por lo que había hecho. Los psicólogos no sabían como explicar porque una mujer tan bien educada pudo asfixiar a sus padres y luego seguir su vida como si todo fuera normal.

Piensa en la devastación que nunca fue mencionada en esta horrible historia criminal. El dolor de los miembros de la familia, la angustia de los nietos—que horrible ruina y destrucción. ¿Quién sino Satanás pudo haber llevado a una mujer respetada a matar a sus padres, por ninguna razón aparente?

Hace varios años atrás, el New York Times escribió un reporte inquietante: “Padres desanimados entregan a sus hijos.” El artículo contaba de padres frustrados apareciendo por docenas en el sexto piso de la corte de Manhattan, para entregar a sus hijos a la adopción voluntariamente. Simplemente, ellos no podían controlarlos. Un padre no podía manejar a su hijo adolescente después que la madre murió. Otro padre entregó a su hija adolescente porque estaba viviendo salvajemente, totalmente fuera de control. Los oficiales de la corte que escucharon estos casos estaban desconcertados. Un juez le preguntó a una madre que había llevado a su hija: “¿No la quieres? ¿No te gustaría llevártela a casa?” La madre, cansada, movía la cabeza que no. La jovencita irrumpió en sollozos incontrolables.

El artículo señalaba que las familias se estaban separando a gran velocidad. La Corte Familiar de Nueva York estaba abrumada con los casos. Muchos de los niños puestos en hogares para posible adopción pronto caían en peor condición. Algunos de ellos terminaron huyendo y viviendo en las calles.

Especialmente impresionante fue otra historia en las noticias, contando de una nueva raza de drogadictos. El titular leía: “Niños usando drogas en casa con sus padres.” Evidentemente, el 30 porciento de los adictos hoy dicen que se enviciaron en casa con sus padres, quienes los introdujeron a las drogas. ¿Cómo puede suceder tal cosa?

Estos padres usaron drogas en su adolescencia. Entonces mas tarde, cuando sus hijos llegaron a la adolescencia, los padres pensaron, “Nosotros usamos drogas, pero sobrevivimos. Y estamos bien hoy. Es mejor para nuestros hijos que usen drogas en casa en vez de las calles. Y es mejor para ellos que aprendan de nosotros a manejar las drogas que de sus amigos inexpertos.” Así que enseñaron a sus hijos como fumar marihuana, sorber cocaína y usar agujas. De esta manera, ellos razonaron, ellos podían controlar el uso de drogas de sus hijos.

Pero llego el día de paga. Sus hijos se enviciaron y sus vidas se descontrolaron. Muchos han abandonado el hogar y viven en las calles. Están enojados con sus padres, desilusionados por su horrible consejo. Y están desalentados por la sociedad, sin futuro. Ahora los padres están descorazonados, llenos de culpabilidad, llorando lágrimas que llegan demasiado tarde. Te pregunto, ¿Cómo puede cualquier padre tomar una decisión tan necia? Ellos llevaron ruina sobre su propia familia. ¿Quién sino Satanás pudo cegar sus ojos?

Las tragedias que plagan las familias hoy están más allá de lo creíble. Y los ejemplos que mencione son solo aquellos que están sucediendo en América. Por todo el resto del mundo, un diablo rabioso esta haciendo estragos. Y no se detendrá hasta que devore cada familia a su paso.

Has clic en el titulo para leer todo este importante mensaje

domingo, enero 10, 2010

La Matriz del Hedonismo Cristiano



Por: John Piper Octubre 16, 1983

Efesios 5:21-33
21) Sometiéndoos unos a otros en el temor de Cristo. 22) Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos, como al Señor. 23) Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.24) Pero así, como a iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. 25) Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se dio a sí mismo por ella, 26) para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra, 27) a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia en toda su gloria, sin que tenga mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa e inmaculada. 28) Así también deben amar los maridos a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. 29) Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, así como también Cristo a la iglesia; 30) porque somos miembros de su cuerpo. 31) Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y los dos serán una sola carne. 32) Grande es este misterio; pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia. 33) En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y que la mujer respete a su marido.
La teología de Pablo acerca del matrimonio comienza con la Palabra de Dios: La Palabra de Dios, quien es Jesucristo; y la Palabra de Dios, que es la inspiración del Antiguo Testamento. Y porque Dios no es un Dios de confusión, su Palabra es coherente. Tiene unidad. De modo que cuando Pablo quiere entender el matrimonio, él va a la Palabra de Dios-a Jesús y las Escrituras. Cuando él une a Cristo y la Escritura para oír la Palabra de Dios acerca del matrimonio, lo que él escucha es un misterio profundo con implicaciones prácticas muy intensas. Y lo que desearía hacer con ustedes esta mañana es explorar este misterio y aplicar dos de sus implicaciones prácticas a nuestras vidas.
Efesios 5:31 es una cita de Génesis 2:24, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Luego Pablo agrega en el verso 23, “Grande es este misterio, mas yo digo esto respecto de Cristo y su iglesia.” Pablo sabía algo de Cristo y su iglesia que le llevó a ver en Génesis 2:24 un misterio en el matrimonio. Volvamos a Génesis 2:24 y veamos más de cerca el contexto de este verso y su conexión con la creación.
Según Génesis 2, Dios creó a Adán primero y lo puso solo en el jardín. Luego en el verso 18 el Señor dijo, “No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él.” No creo que esto es un indicio de la comunión de Adán con Dios; ni tampoco es una pista de que el jardín era muy duro de cuidar. El punto es que Dios hizo a Adán para ser un ente sociable. Dios no nos creó para ser sacos de su misericordia, sino conductos. Ningún hombre está completo a menos que esté conduciendo la gracia (como electricidad) entre Dios y otra persona. (Los solteros no deben concluir que esto sólo es posible en el matrimonio.) Debe haber otra persona, no un animal. Por esto en Génesis 2:19-20 Dios dio pareja a los animales frente a Adán para mostrarle que los animales nunca serían una “ayuda idónea para él.” ¡Oh, los animales ayudan mucho! Pero sólo una persona puede ser coheredera de la gracia de la vida. (1 Pedro 1: 4-7). Sólo una persona puede recibir y apreciar, y disfrutar la gracia. Los animales no lo harán. Hay una diferencia infinita entre compartir las luces nórdicas con quien amas, que con un perro.
Por eso, de acuerdo al verso 21, “Entonces Jehová hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Habiendo mostrado al hombre que ningún animal podía ser su ayuda, Dios hizo otro humano de su propia carne y hueso para que fuera como él –y a la vez diferente de él. El no creó otro hombre. Creó una mujer. Y Adán reconoció en ella la perfecta pareja para él- diferente de los animales: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.
Creando una persona como Adán, pero diferente de Adán, Dios proveyó la posibilidad de una unidad profunda que de lo contrario hubiese sido imposible. Hay un tipo diferente de unidad que se disfruta en la unión de partes complementarias que la que se disfruta uniendo dos cosas iguales. Cuando todos cantamos la misma línea de melodía es llamado “unísono”, que significa “un sonido.” Pero cuando unimos diversas líneas de soprano, contralto, tenor y bajo, le llamamos armonía, y todo el que tiene un buen oído sabe que algo más profundo en nosotros es tocado por una gran armonía que por unísono. De modo que Dios hizo una mujer y no otro hombre. El creó la heterosexualidad, no la homosexualidad. La primera institución de Dios fue el matrimonio no la fraternidad.
Noten la conexión entre los versos 23 y 24, señalados por la palabra “por tanto” en el verso 24. En el verso 23 el enfoque se encuentra en dos cosas: Objetivamente, en el hecho de que la mujer es parte en carne y hueso del hombre y Subjetivamente, en el gozo que Adán experimenta al ser presentado a la mujer. “Esto es hueso de mis huesos y carne de mi carne.” Partiendo de estas dos cosas el escritor hace una inferencia sobre el matrimonio en el verso 24: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” En otras palabras, en el principio Dios hizo la mujer del hombre como carne de su carne y hueso de sus huesos, y entonces la trajo al hombre para que descubriera en comunión viva lo que significa ser una sola carne. Entonces el verso 24 muestra la lección de que el matrimonio es simplemente esto: un hombre dejando a padre y madre porque Dios le ha dado una unión con esta mujer y no otra, y descubrir la experiencia de ser una sola carne. Eso fue lo que Pablo vio cuando buscó la Palabra de Dios en las Escrituras.
Pero Pablo conocía otra Palabra de Dios –Jesucristo. Él lo conocía profunda e íntimamente. El había aprendido de Jesús que la iglesia es el cuerpo de Cristo (Ef. 1:23). Por la fe una persona es unida a Jesucristo y a los otros creyentes de modo que “todos somos uno en Cristo Jesús” (Gál. 3:28). Los creyentes en Cristo son el cuerpo de Cristo- somos el organismo a través del cual él manifiesta su vida y en el cual su espíritu mora. Al conocer esto acerca de la relación entre Cristo y su iglesia, Pablo ve un paralelo aquí con el matrimonio.

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domingo, enero 03, 2010

El nos dió Profecías


La profecía es a la vez emocionante y frustrante. La mayoría de los cristianos están fascinados por las predicciones bíblicas, pero están confusos al intentar entenderlas. Abrumados por la historia y literatura complicadas ellos suelen ignorar esta parte de la Biblia.

Pero Dios no nos dio la profecía para ignorarla. Además, la profecía es sumamente valiosa para nosotros cuando las interpretamos correctamente. Cuando entendemos las motivaciones y los métodos de los profetas, estamos mejor equipados para descubrir el significado de sus palabras para nosotros hoy.


Gracias a "cristianismo Historico" por estos mensajes sobre la profecia y el proposito de traer luz al pueblo de Dios:
* Explicar el papel de la profecía a través de toda la Biblia.
* Explorar los mayores tipos de géneros y funciones de la profecía bíblica.
* Proveer un método bíblico y responsable de interpretar la profecía y aplicarla a nuestro mundo moderno.

Le invito a escuchar los audios haciendo clic sobre el titulo....


El Nos Dio Profetas es la primera serie del curso Hermenéutica Bíblica.