lunes, noviembre 30, 2009

CUANDO DIOS ABANDONA UNA NACION


Muchas veces perdemos de vista que Dios es soberano incluso sobre las naciones, y que Él es quien dirige el devenir de la historia. Es Él quien establece a las autoridades de cada nación, y Él quien dirige las guerras levantando y derrocando reyes:


"Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos" Ro. 13:1-2.

"Fortaleceré los brazos del rey de Babilonia y pondré mi espada en su mano; y quebraré los brazos de Faraón, que delante de él gemirá con gemidos de un mal herido" Ez. 30:24.

Ahora, alguien podría decir: "Espera un minuto, actualmente estamos en democracia y nosotros somos los que elegimos", pero esto no es efectivo. Dios puede poner en nosotros el hacer lo que Él quiere:

"porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso..." Ap. 17:17.

Es hora de que aprendamos que Dios es soberano. Pero, ¿A qué voy con todo esto? Lo que trato de decir es que Dios no ejecuta su voluntad sólo en individuos, sino que también en naciones completas. Todo está bajo su voluntad. Aunque Jacob y Esaú eran sólo individuos, el Señor había determinado que de ellos surgieran dos naciones, a saber, Israel y Edom, trazando dos destinos distintos para cada una: "Y amé a Jacob, y a Esaú aborrecí" (Mal. 2-3).

Por eso mismo, cuando una nación es necia y persiste en la exaltación del pecado y el aborrecimiento de Dios, este último puede abandonar a esa nación.

"Entonces me dijo: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre, y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: "El SEÑOR ha abandonado la tierra, el SEÑOR nada ve."
Mas en cuanto a mí, tampoco mi ojo tendrá piedad, ni yo perdonaré, sino que haré recaer su conducta sobre sus cabezas" Ez. 9:9-10.

Es más, cuando Dios abandona una nación aquellos que están encargados de guiar al pueblo ya no tienen respuestas:

"y buscarán respuesta del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo" Ez. 7:26.

Incluso se habla de que hay pecados que contaminan la tierra, pero que extrañamente en la actualidad son objeto de respeto y tolerancia (trata la homosexualidad y el bestialismo, ver pasaje en su contexto):

"No os contaminéis con ninguna de estas cosas, porque por todas estas cosas se han contaminado las naciones que voy a echar de delante de vosotros.
Porque esta tierra se ha corrompido, por tanto, he castigado su iniquidad sobre ella, y la tierra ha vomitado a sus moradores" Lv. 18:24-25.

Por tanto, es preciso predicar a nuestra nación que se arrepienta de sus pecados, en vez de exaltar al hombre y su autoestima con predicaciones insípidas y simplonas. Debemos tener certeza de que Dios puede esconder su rostro de una nación, y cuando eso ocurre solo desgracia y desastres habrá por delante. Basta leer la historia de Israel para percatarse de esto.

Que Dios tenga misericordia de todos nosotros, y su gracia nos preserve de toda mala obra hasta su venida. Amén.


martes, noviembre 24, 2009

LA VERDAD BIBLICA SOBRE EL DIEZMO


Mucho se dice y se enseña sobre el tema del diezmo y en ese sentido existen defensores y opositores del mismo. Los opositores expresan con una especie de “rabia” que aquellos que lo instituyen como parte de la vida cristiana normal, son aprovechadores y ladrones. Por otro lado, están los que entienden que el diezmo sí es parte de la vida de un cristiano y expresan que es la forma de honrar a Dios y que todo cristiano debe diezmar para poder recibir bendiciones de Dios.

Estos dos tipos de “enseñanzas extremas” son muy peligrosas ya que afirman categóricamente que así es como debe ser entendido el diezmo; pero pasan por alto que la Palabra de Dios está por encima de cualquier precepto o creencia humana. No hay duda entonces que la enseñanza bíblica no respalda estas dos “posiciones” que son las más comunes en el mundo cristiano evangélico.

Sin embargo, como he aprendido a ver las cosas de Dios, si estudiamos esta enseñanza sin ningún lente “doctrinal heredado” no hay duda que podremos encontrar la verdad enseñada sobre el diezmo en la misma Palabra de Dios (La Biblia). Así mismo, cada vez que se trata el tema del diezmo; he podido notar, que la mayoría de veces; la pregunta sobre si se debe o no diezmar, es realizada mayormente por personas que creen que darle a Dios el 10% de todos sus ingresos económicos es demasiado. Pero también existen personas que objetan el diezmo porque dicen ellas, que solo se trata de una forma de aprovecharse de las personas “ingenuas”. Necesitamos recordar que estas dos formas de pensar también están erradas y son rechazadas por la Biblia.

De modo que para empezar a entender todo lo relacionado con el diezmo necesitamos ver en la misma Biblia cuándo y de qué forma es utilizada dicha palabra. En ese sentido, la primera vez que vemos la palabra diezmo en la Biblia, la vemos sin lugar a dudas en la historia de Abraham (En el libro del Génesis); quien vivió muchísimos años antes que Moisés (él cual si recibió la LEY de “manos de Dios” donde se aprecia que el diezmo fue instituido para la nación Judía) favor de leer Génesis capítulo 14, donde claramente se nos narra la historia de cómo en el rescate del sobrino de Abraham, al final del combate Abraham le dio los diezmos de todo a Melquisedec quien cual era sacerdote del Dios altísimo.

Según todo el contexto, claramente podemos ver que el diezmo que Abraham dio (no dice que pagó el diezmo, sino que lo dio voluntariamente, no existía ley ni obligación alguna que le “motivara” u “obligara” a hacerlo) fue como un acto totalmente voluntario, como en efecto así nos los narra las Escrituras. De modo pues que partiendo primeramente de esta primera vez que podemos leer en la Biblia la palabra diezmo, vemos que no fue parte de la ley aunque posteriormente sí se instituyó el diezmo pero enseñado de una forma diferente para ser parte de la ley mosaica, en la cual sí era obligatorio pagar el diezmo; esto nos hace ver entonces que el diezmo que dio Abraham no fue el tipo de diezmo que debía pagar la nación de Israel. El diezmo que debía pagar la nación Judía era más bien como una especie de impuesto para el sostenimiento de su gobierno teocrático.

Por otro lado, vale la pena enfatizar que el versículo 20 no dice que Abraham diera una décima parte de todo cuanto poseía, o sea que no era un diezmo de su ingreso total ni alguna clase de diezmo anual o semanal, sino simplemente una décima parte de lo que había tomado de la batalla. Otro aspecto importante que debemos notar, es que en ninguna parte del Antiguo Testamento se menciona que Abraham volviera a dar el diezmo otra vez.

Es importante saber que la palabra “diezmo” usada en el libro del Génesis no hace referencia a una ofrenda necesaria, a un mandamiento divino, ni a una ordenanza; todo lo contrario, hace un énfasis fuerte en que es una dádiva voluntaria. El concepto del diezmo no era característico ni único de la Biblia, ni de aquellos que creen en el único Dios verdadero. Este concepto es más bien algo histórico. La idea era dar un diezmo a una deidad y era una costumbre pagana común; y esto era así para casi todas las culturas antiguas, el número diez era el símbolo de entregar todo cuanto tenían a ese “dios”.

La segunda vez que podemos leer la palabra diezmo se encuentra registrada en Génesis capítulo 28, donde Jacob hace un voto a Dios y en ese voto él se “compromete” delante de Dios a “darle” el diezmo de todo lo que Dios le fuera a dar. Fue un acto otra vez totalmente voluntario, no existía ley; pero no debemos perder de vista que fue un voto que Jacob quiso hacer y que nadie le pidió u obligó a realizar. Sin embargo, lo que sí podemos notar es que Jacob estaba haciendo sencillamente lo que hacían los paganos de aquella región. Lo que Jacob estaba tratando de hacer era comprar la bendición de Dios para tener un viaje seguro. Su motivación no era sincera y hoy lamentablemente aun podemos estar muy influenciados por los mismos motivos egoístas que tuvo Jacob (versículos 20-21).

Ahora, con respecto al diezmo en el período de la ley, podemos ver claramente en la Biblia que la tribu de Leví no podía tener propiedades. Por esta razón El Señor ordenó al resto de la nación sustentarlos con el 10% de sus ingresos, para que los sacerdotes levitas pudieran dedicarse al servicio del tabernáculo, labor que debían efectuar desde los 25 años, y al cumplir los 50 años, tenían que retirarse (Nm. 8:24-26).

Un punto muy importante que debemos resaltar aquí, es que el diezmo no era dinero, era en especies (Lv. 27:30), de modo pues que era exclusivamente para el sostenimiento de los levitas y creemos que quizás El Señor para evitar corrupción dentro de su pueblo Israel, ordenó que siempre el diezmo fuera entregado en productos: trigo, vino, aceite, animales, etc. todo lo cual era guardado en el “alfolí”, que era una gran pieza que estaba en el templo y que servía de bodega para almacenar el diezmo. Por eso en Malaquías 3:6-11 Dios le dice a la nación de Israel, no a la iglesia; que le han “robado” porque habían dejado de pagar su diezmo para los levitas, de hecho ahí no se habla de dinero ni mucho menos, incluso las ofrendas no eran dinero sino animales seleccionados por Dios para la expiación de pecados.

Otro punto importante de resaltar aquí, es que en aquel tiempo sí existía el dinero. La Biblia dice que en los días de Abraham ya existía el dinero; él compró con dinero el terreno para la tumba de su esposa. Además, son múltiples los pasajes que señalan que los trabajadores recibían “un denario” como salario por cada día de servicio. Incluso en la ley, en los días de Moisés, Dios había ordenando que no se retuviera el salario del jornalero hasta el día siguiente, debía ser cancelado cada día (Lv.19:13).

En pocas palabras, el diezmo fue instituido por Dios para la NACION de ISRAEL, como parte de su administración y gobierno teocrático (ver Deuteronomio 26:12); el cual estaba destinado a los levitas que no podían poseer tierras o heredad alguna y eso les servia de sostenimiento para sus necesidades primarias, mientras ministraban en el templo (para ampliar mucho más sobre este tema del diezmo para la nación de Israel recomiendo leer el libro del pastor John MacArthur, titulado ¿A quién pertenece el dinero?).

En lo que respecta al Nuevo Testamento, no existe ninguna instrucción “directa” o que trate con detalles sobre el diezmo ya que cuando una persona ha entregado su vida entera a Dios, esta entrega no limita “sus” posesiones materiales (ver Hechos Capítulo 4), esta entrega es una entrega TOTAL al Señor. Por eso en el Nuevo Testamento no se especifica una cantidad o un porcentaje específico que deba darse para SOSTENER la obra del Señor, pero sí se habla de DAR según uno haya prosperado (ver 1 Corintios 16:1-2), no porque Dios necesite dinero, sino porque los que están sirviendo en el establecimiento del reino de Dios son seres humanos que tienen necesidades como cualquier otro ser humano de la tierra; además de los gastos en los que se incurre cuando se tiene un “templo” que van desde las facturas de luz, agua, alquiler, sueldos, etc.

Esto es así, porque así como podemos notar con toda claridad en el Antiguo Testamento que el pueblo Judío tenía como regla diezmar para el manejo de su gobierno teocrático, hoy en día los cristianos deben ofrendar voluntariamente para el sostenimiento de la iglesia de Cristo. Note como lo explica el pastor-maestro John MacArthur:

“La enseñanza de la Biblia sobre el diezmo en comparación con la dadiva voluntaria es importante. El diezmo tanto en épocas del Antiguo como del Nuevo Testamento era el pago de impuestos y los judíos bajo la ley mosaica pagaban hasta un 25 por ciento por año en diezmos (eso es mucho mas que el 10 por ciento). Durante años, muchas iglesias fundamentalistas, evangélicas, conservadoras –denominacionales y no denominacionales- han promovido el diezmo como la norma básica para lo que sus miembros deben poner en el plato de la ofrenda. Pero un concepto tan inflexible, visto como un principio eterno y universal para todos los creyentes, sencillamente no se enseña en las Escrituras. El principio del Nuevo Pacto sobre la dádiva – por el que usted y yo debemos regir nuestra vida- no se deriva de algún por ciento obligatorio. La dádiva del Nuevo Pacto nace del corazón y se determina personalmente.” [1]

Eso implica que todo cristiano debe ofrendar (pudiéramos decir diezmar, si usted quiere) en su iglesia local según Dios le haya prosperado. Como un acto voluntario, como lo hicieron Abraham y Jacob; pero obviamente por los motivos correctos, no como si existiera una ley o una imposición puesta como si fuera del Señor para la Iglesia. Sumado a esto, como tampoco existe una cantidad asignada podemos adoptar si quisiéramos (en forma voluntaria) el modelo judío y lo mínimo que “pudiéramos” dar sería el 10% de todo lo que Dios nos ha prosperado, lo cual implica que no debo dejar de dar para la obra de Dios según mis posibilidades y mis niveles de ingresos. Esto implica que pudiera ser el 10% o menos que el 10%; pero nunca motivando o justificando un mal manejo del dinero que Dios me permite “ganar”. En última instancia, el objetivo principal de mi vida si soy cristiano debería ser contribuir generosamente con alegría y gratitud para la obra de Dios.

Como resumen, según todo lo explicado de la enseñanza del Antiguo Testamento con referencia al diezmo bajo la ley mosaica, vemos que el enfoque del diezmo es con respecto al tema de impuestos, para el sostenimiento del gobierno teocrático que tenía el pueblo Judío. En ese sentido y solo en ese sentido, necesitamos aclarar que existen solamente dos menciones de la palabra real impuestos en los evangelios y en ambos casos se refieren a tributación u ofrenda necesaria. Una de ellas la encontramos en Mateo 23:23. Este versículo es utilizado muchas veces por los defensores del diezmo según el modelo Judío, pero de lo que se trata ahí es simplemente de pagar los impuestos tal y como estaba instituido en la ley mosaica y fue eso lo que Cristo reconoció en los fariseos pero condenó su actitud farisaica ya que habían ignorado hipócritamente los más altos principios morales de la ley. El otro caso lo vemos exactamente con la misma enseñanza en Lucas 18:12.

Ya para finalizar, lo que expone el Nuevo Testamento sobre el tema del diezmo en Hebreos capítulo 7 versículos del 4 al 9 es simplemente un recuento de un suceso histórico del encuentro de Abraham con Melquisedec, que ya fue explicado más arriba, al inicio de este estudio.

Expuesta la verdad sobre el diezmo y la ofrenda o dádiva voluntaria tenemos que decir que lamentablemente muchas personas hacen uso indebido de los recursos de Dios y por eso no OFRENDAN o dan mezquinamente y lo único que demuestran con ese comportamiento y esa actitud sobre el dinero es que son peores que los incrédulos. Es bueno recordar lo que dice Dios en Su Palabra:

“No os acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban; porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón”. (Mateo 6:19-21)

Si el hombre tiene demasiado enfocado su corazón en el dinero, eso nos dice claramente que ahí esta su tesoro y esa es la causa y la razón de su mezquindad y de su corazón avaro o de su corazón codicioso.

A modo de conclusión todo cristiano debe OFRENDAR voluntariamente según Dios le haya prosperado, no con tristeza ni por necesidad. Algunos en la Iglesia recomiendan el diezmo como una forma de establecer una contribución proporcional a las ganancias. Personas con recursos amplios podrían dar mucho más del 10%, mientras que para un pobre, quizás dar el 10% podría significar negarles a sus hijos el alimento, lo cual no le exime de ofrendar según sus posibilidades, recordemos lo que dice la Palabra de Dios:

“Así que creí necesario exhortar a los hermanos a que se adelantaran en ir a vosotros, y prepararan de antemano vuestra generosa ofrenda, ya prometida, para que la misma estuviera lista como ofrenda generosa, y no como por codicia.

Pero esto digo: El que siembra escasamente, escasamente también segará; y el que siembra abundantemente, abundantemente también segará.

Que cada uno dé como propuso en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al dador alegre”. 2 Corintios 9:5-7.

Estos versículos nos dejan ver claramente que la enseñanza del Nuevo Pacto sobre la acción de dar para la causa del Señor, no exige algún porcentaje obligatorio. El acto de dar debe nacer del corazón del creyente y debe ser determinado personalmente sin codicia, aunque en efecto Dios determinará cuánto Él nos bendecirá, cuándo y de qué manera lo hará.

Necesitamos alertar a todo creyente que no hay duda que cada hijo de Dios DEBE ofrendar en forma voluntaria, pero de igual forma necesitamos alertarles que no se dejen intimidar o abusar espiritualmente con conceptos tales como que si no “diezmas” eres un ladrón y Dios no te prosperará o que Dios te maldecirá. Eso solo demuestra o una gran ignorancia de la real y verdadera enseñanza sobre el diezmo o una muy sutil forma de abusar espiritualmente a los creyentes demostrando codicia sobre los bienes y recursos de los hijos de Dios. Bajo el Nuevo Pacto nadie está obligado a dar un porcentaje determinado de sus ingresos, lo que sí se nos enseña en el Nuevo Testamento es que uno DEBE OFRENDAR VOLUNTARIAMENTE según Dios le ha prosperado.

Por otro lado, no piense nadie que si uno ofrenda o “diezma” o “pacta con Dios”; (como por ahí muchos codiciosos falsos maestros enseñan) Dios está obligado a bendecirle y darle todo lo que necesite, ya que muchas veces el énfasis se hace más en las bendiciones que en vivir realmente una vida que agrade a Dios. No importa cuánto usted ofrende para la obra de Dios; si usted no vive en obediencia a la Palabra de Dios y por el contrario vive como si fuera un inconverso, no piense ni pretenda que Dios lo va a bendecir, todo lo contrario es muy probable que Dios mire con desagrado su ofrenda como miró la ofrenda de Caín, que era del maligno (1 Juan 3:12, Hebreos 11:4)


tomado de:http://cristianismohistorico.org/2009/06/02/toda-la-verdad-sobre-el-diezmo/

domingo, noviembre 22, 2009

El Valle de los Huesos Secos


Y por cierto secos en gran manera.

Ezequiel 37:2

Por Michael Clark

(Traducido por Jorge A. Bozzano)

¿Ha atravesado usted alguna vez un periodo de sequedad espiritual donde los cielos son de bronce y sus oraciones parecen caer de sus labios y chocar contra el piso? Bien, muchos de nosotros sí lo hemos pasado, y yo en particular pasé a través de uno que duró catorce años. Fue un tiempo en el cual no importaba que hacía para obtener un “experiencia cristiana”, nada funcionaba. Orar no daba resultados, tener comunión era raro y cuando lo hacía era tan muerto como un mármol. Ir a los cultos solo empeoraba el asunto. Todos los demás levantaban sus manos y aplaudían y pasaban un tiempo maravilloso, y ahí estaba yo sentado preguntándome porqué estaban todos tan emocionados y contentos. Cuanto más felices estaban, peor me sentía yo, porque yo estaba completamente desconectado de todo eso. El Señor dejó de hablarme a través de mis esforzados estudios en la Biblia y dejé de oír Su voz del todo.

Así que después de muchos años de esto me empecé a identificar con el valle de los huesos secos de Ezequiel capítulo 37. Vi una frase en el segundo versículo que parecía perseguirme: “…y por cierto, secos en gran manera”. Me preguntaba porqué el Señor le mostró que los huesos estaban muy secos. ¿Que tenía de malo que estuvieran simplemente secos? Un hueso seco está tan muerto como uno muy seco, ¿no es verdad? Clamé: “Dios, sé que me estás secando, ¡pero ya es suficiente! ¿Vas a ir más allá de mi estado actual y dejarme en este desierto cautivo hasta que esté muy seco? Después de unos cuantos años más de esta sequedad, la respuesta se volvió muy obvia.

Cuando ya estaba más o menos en el año decimocuarto, mi cuñado (un

predicador Bautista) me llevó a un viaje de pesca al inmaculado río Saint Joe al norte de Idaho. Era un hermoso día soleado mientras conducíamos en su camioneta y parábamos por el río, primero pescando en un lugar, luego volviendo a la camioneta y manejábamos unos kilómetros y pescábamos de vuelta. La pesca fue buena, si bien pescábamos y volvíamos a arrojar los peces al agua. Cerca del final de una de nuestras paradas de pesca, miré hacia abajo mientras iba caminando de vuelta hacia la camioneta y vi sobre las rocas el hueso de la pierna de un animal secándose. Estaba seco al tocar y se empezaba a blanquear, así que lo levanté y lo llevé conmigo a la camioneta. Una vez ahí, lo puse sobre el tablero para poder relacionarme con ese hueso, porque parecía que hablaba de mi y donde había estado por años. Pensé en llevarlo a casa y colgarlo sobre mi pared. Casi sentí un parentesco con ese pobre hueso seco.

Mientras conducíamos de vuelta, el parabrisas empezó a empañarse ya que nuestras ropas estaban mojadas debido a la pesca, así que mi cuñado prendió el desempañador. Al rato él me miró y me dijo: “¿Pisaste algo?”. Miré la suela de mi zapato y le aseguré que no era yo el causante de ese olor. Hizo lo mismo y tampoco era él. Entonces miré el tablero y un oscuro líquido fluía de una de las puntas del hueso mientras estaba ahí cerca del ventilador del desempañador. Era ese viejo hueso el que producía ese olor. ¡Así que lo tiré por la ventana! Limpiamos el podrido líquido medular y también tiramos los papeles con los cuales lo limpiamos.

Durante unos dos meses me pregunté el significado de aquello. Entonces un día el Señor habló y me dijo: “¿Sabes por qué los huesos deben estar muy secos?” Mi hueso estaba seco por fuera cuando uno lo tocaba, pero aun estaba “húmedo” por dentro porque la médula aun se estaba pudriendo. Jesús dijo:

“La vida está en la sangre”, y la sangre se produce en la médula. Esa médula que alguna vez produjo vida en este hueso estaba ahora alimentado la vida de las bacterias y produciendo olor cuando se prendió la calefacción.

Un rápido estudio a través de la Biblia hace obvio que muchos de aquellos usados por Dios para hacer su voluntad de una gran manera, tuvieron que pasar primero por un período de desierto o cautividad. Allí estuvo David en su cueva durante el período de Adulam, después de haber estado alojado en el palacio del Rey Saúl. Allí estuvo José, perseguido y casi asesinado por sus propios hermanos, vendido por ellos a esclavitud, llevado a Egipto, hecho esclavo de Potifar, casi violado por la esposa de éste y luego echado en la prisión de Faraón por muchos años por resistirse a los avances de esta mujer. Muchos años después Moisés rehusó comer de la mesa del Faraón y terminó en sus propios cuarenta años en el desierto, después tuvo que pasar otros cuarenta años luchando contra la rebelión de los Israelitas en el desierto. Juan el bautista pasó casi toda su vida en el desierto solo para terminar en la prisión de Herodes con su cabeza cortada y llevada a una fiesta en una bandeja. Esto da un completo nuevo sentido al versículo “El don del hombre le ensancha el camino, y le lleva delante de los grandes”. (Prov. 18:16)

Jesús fue guiado por el Espíritu al desierto para ser probado durante cuarenta días. El fue un estudiante rápido. Pablo pasó tres años en el desierto de Arabia después de su encuentro con Jesús en su ruta a Damasco. Un total de veintiún años pasaron antes que el Señor hable a os santos de Antioquía de separar a Pablo y Bernabé para su viaje misionero. Después de estudiar la vida de los santos, A. W. Tozer concluyó que Dios estaba más interesado en la preparación del hombre debido a lo que podía obtener de él luego.

La vida está en la sangre y la sangre obtiene su vida de la médula. La vida natural del hombre y su fuente natural deben estar completamente secas antes que el poder de la sangre de Cristo pueda traer la nueva vida interior a plenitud. Jesús dijo a sus discípulos: “La carne para nada aprovecha”.

Debemos andar por el Espíritu, no en la carne, y hay una guerra entre nuestra carne y el Espíritu de Dios que nos invade. Dios tiene herramientas para debilitar y anular nuestro hombre natural, y nos pide que le demos autoridad sobre nuestras vidas para que él pueda obrar esto. La cruz personal y el desierto son sus herramientas principales.

Si El solo nos secara hasta que estemos secos a toda apariencia externa, vendrá el tiempo cuando se prenda el fuego bajo nuestro y podremos probar que no somos nada más que sepulcros blanqueados llenos de huesos de muertos. Muchos de los ministerios más encumbrados han sido derrumbados por Satanás porque los hombres todavía tenían su vieja vida carnal viviendo dentro de ellos. No, los huesos deben volverse muy secos para que Dios los levante y cause que Su vida sea libremente manifestada en ellos. Sea fiel en dejar que El haga esa profunda obra dentro suyo, tan profunda que otros vean solo la vida de Su Hijo en ustedes.



miércoles, noviembre 18, 2009

¿Se encuentra cerca la segunda venida de Cristo?


Por Sugel Michelén

A pesar de que Cristo mismo dijo en una ocasión que nadie conoce el día y la hora de Su venida, en casi todas las épocas de la historia han aparecido algunos que han pretendido desentrañar los misterios del calendario profético de Dios
(recientemente alguien sugirió la posibilidad de que Barack Obama sea el anticristo, basándose en una increíble gimnasia exegética de Lucas 10:18); esto ha traido como consecuencia un terrible descrédito a las profecías bíblicas y ha dado pie para que algunos tomen a burla algo que deberían tomar muy seriamente .

Pedro nos dice en su segunda carta que en los postreros días vendrían burladores, “andando en sus propias concupiscencias, y diciendo: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (2P. 3:3-4). Esas burlas, dice Pedro, son motivadas por sus propias concupiscencias; no son más que una manifestación del anhelo interno de los pecadores de que esa promesa nunca sea cumplida.

Pero es indudable que, al arriesgarse a identificar ciertos eventos de la historia con las señales del fin, muchos que profesan ser cristianos han contribuido a desacreditar las profecías que anuncian la venida del Señor y los cambios dramáticos que ese hecho traerá consigo.

Ahora bien, independientemente de que algunos se burlen de los anuncios bíblicos con respecto al fin, y de que otros hayan deformado esta doctrina, lo cierto es que Dios ha revelado algunas cosas con respecto al futuro y nos manda a vivir en el presente a la luz de eso que Él nos ha revelado.

En 1Pedro 4:7, el apóstol se vale de esa realidad para exhortar a sus lectores a vivir una vida cristiana consecuentemente: “Mas el fin de todas las cosas se acerca; sed, pues, sobrios, y velad en oración”.

La palabra que RV traduce como “fin” significa literalmente “consumación” y no meramente “conclusión” o “cesación”. Es la palabra griega “telos” que da la idea de algo que llegó al cumplimiento de un propósito o meta.

Por ejemplo, cuando se hablaba del “telos” de una guerra, no se quería señalar simplemente que los dos bandos habían dejado de pelear, sino que uno había obtenido finalmente la victoria. O cuando se hablaba del “telos” de un hombre, lo que se quería significar no era que había muerto, sino que había llegado a la madurez.

Así que cuando Pedro dice aquí que el fin de todas las cosas se acerca, se está refiriendo indudablemente al tiempo cuando la historia humana, tal como la conocemos ahora, llegue a su consumación en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo.

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sábado, noviembre 14, 2009

Prosperos como Abraham

Prósperos como Abraham

Mientras discutíamos acerca de la doctrina de la prosperidad con un pastor de palabra de fe en un restaurante, le comenté: —Yo no puedo juzgar que un hermano en la fe esté en pecado solo porque sea pobre. El pastor aludido tranquilamente me contestó: —Pero yo sí.
Su respuesta tan confiada me hizo captar que no tenía intenciones de aparecer como juzgando a nadie. Para él solo era un hecho obvio basado en las premisas de su mensaje de fe. Entonces, añadió:
—Verá, la Biblia nos dice que todos somos hijos de Abraham por la fe en Cristo. Él era un hombre rico, así que si nosotros no lo somos, es por causa de nuestra propia falta de fe.
Si hay alguna verdad en esto, debemos investigarla: muchos desean ser ricos y si Dios ha revelado un plan para llegar a serlo, debemos descubrirlo.
Sin embargo, todos estos años viendo tantos caprichos espirituales en la escena evangélica han generado en mí el anhelo de analizar profundamente esta doctrina.
Así es como, después de haber leído unos cuarenta libros y publicaciones de los maestros líderes de la "FE,” he podido ver clara su posición, la cual es: A través del pacto con Abraham, tenemos acceso a riquezas que van más allá de nuestros sueños más fantásticos. No seremos únicamente prósperos, sino que tendremos más de lo que podríamos usar en nuestra vida. Nuestro único impedimento es nuestra falta de fe, según ellos.39
El Nuevo Testamento enseña que somos descendientes espirituales de Abraham a través de la fe en Cristo. En Gálatas 3:7 leemos: "Sabed, por tanto, que los que son de la fe, estos son los hijos de Abraham;" sin embargo, basar la doctrina de la prosperidad en esto es otra cosa. Los maestros de la prosperidad no han podido replicar a las siguientes objeciones:

Objeción # 1: El pacto abrahámico original no contiene promesa de riqueza material.
El texto del pacto se encuentra en Génesis 12 y es citado por Pablo en Gálatas 3:15-16. Al revisar sus términos originales, como constan en Génesis 12, vemos:

Y haré de ti una nación grande; y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré, y serán benditas en ti todas las naciones de la tierra.
Específicamente, los términos son:
1. Dios formará de Abraham una gran nación.
2. Dios bendecirá a quienes bendigan a Abraham y maldecirá a quienes lo maldigan.
3. Todos los habitantes de la tierra serán bendecidos a través de Abraham.
4. Dios engrandecerá el nombre de Abraham.
Notoriamente ausente es la mención de riqueza material. Pablo dijo en Gálatas 3:15: Un pacto, aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade. La doctrina de la prosperidad cae dentro de lo añadido, o sea precisamente se hace lo que Pablo dijo que no se hiciera.
Objeción # 2: Abraham ya era rico antes del pacto con Dios.
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Por: Rev. Roger L. Smalling, D. Min. tomado de la pagina http://cristianismohistorico.org

viernes, noviembre 13, 2009

El Divorcio y el dios de la música

Estudio del pastor Chuy Olivares de Casa de Oracion, Mexico


Mat 24:38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento…

He aquí una característica más de los días de Noé, época que el Señor comparó con los tiempos previos a su segunda y ahora inminente venida: el casi nulo valor que se le da al compromiso matrimonial. Cuando Jesús dijo que en los días de Noé la gente estaba casándose y dándose en casamiento, se refería a personas que se casaban y se separaban una y otra vez de diversas parejas.

El plan original de Dios al respecto se vio afectado por la corrupción moral del hombre como podemos leerlo desde los primeros días de la humanidad:

Gen 4:19 Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila.

Esta es la primera transgresión de la ley del matrimonio y el vestigio más antiguo de la práctica de la poligamia. Es un claro atentado contra el matrimonio instituido por Dios.

I.- Del matrimonio, creado por Dios.

Gen 2:21-23 Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.

Versión Dios Habla Hoy (DHH)

Gen 2:21-23 Entonces Dios el Señor hizo caer al hombre en un sueño profundo y, mientras dormía, le sacó una de las costillas y le cerró otra vez la carne. De esa costilla Dios el Señor hizo una mujer, y se la presentó al hombre, el cual, al verla, dijo: “¡Esta sí que es de mi propia carne y de mis propios huesos! Se va a llamar ‘mujer’, porque Dios la sacó del hombre.”

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